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Educacion

Educando en los centros de menores

Cada día nos planteamos nuevos retos, ilusiones, esperanzas cuando te encuentras educando en un centro de menores. Observamos al educador con ganas de cambiar el mundo que día a día comienza a resignarse al ser consciente de las numerosas dificultades que conlleva el sueño y que quizá debemos de ser realista con el ser humano que tenemos en frente, mirar sus capacidades y limitaciones, los factores externos pero influyentes que favorecen y entorpecen nuestra intervención educativa y siendo entonces consciente de todo ello actuar en beneficio del menor. 

Resulta gratificante cuando observas como tu trabajo del día a día comienza a ser agradecido por un menor de los 25 que pasaron durante esos meses, y entonces alguno piensa que ha merecido la pena, mientras otro educador se mantiene ocupado con intentar cambiar aquel chico que solo quiere disfrutar sin ocuparse en trabajar ni estudiar, pues tiene pocas expectativas y sabe que nadie fuera de ese centro se preocupa por si llegara o no a ser alguien en la vida. Crear ilusión y esperanza a esta persona es muy complejo si partimos de que es díficil llegar a crear una relación personal y afectiva en un espacio amplio con cobertura para más chavales como él y con una atención limitada por falta de recursos humanos, de nuevo nos encontramos con no poder dedicar atención a una persona de forma individualizada para llevar a cabo un seguimiento de calidad. Se hará lo que se pueda.

Es importante destacar la llegada de menores inmigrantes a estos centros, de origen marroquí, guinea, gambia, camerún...que conviven ocasionando conflictos en su día a día, ya que tienen algunos de ellos dificultades para respetar los bienes de otra persona, siendo habituales los hurtos, agresiones, peleas......que son causa de una falta de valores en la educación en edad temprana, restaurar esos valores no resulta sencillo, ya que no se muestran receptivos a ninguna pauta que pueda valorar una figura de autoridad, sino todo lo contrario, lo perciben como una provocación como persona adolescente que es. Es complicado hacer comprender que modelo de conducta es el más adecuado en una sociedad cuando no has tenido ninguna referencia anteriormente y  rechazas lo indiferente muchas veces por una cultura marcada por la religión en su postura más extrema, como el musulmán. Es una barrera dificil de superar si además eres una autoridad educativa femenina.  Es importante tener claro este tipo de cosas antes de una intervención educativa para no plantearte metas muy altas, al menos desde un principio.

Es larga, dura, compleja la tarea de una educación encontrando el equilibrio entre firmeza y cariño, y todavía disponemos de mayores dificultades sin un respaldo que valore la figura del educador y contemple al mismo en todos los campos: familiar, escolar, judicial, servicios sociales....etc. Es la obligación de todos apoyar la labor educativa pero uniendo objetivos y cuidando a los profesionales que están con el menor, es la mejor forma de velar por el interés de este.

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